COLECCIÓN PERMANENTE

1. ESCULTURA FIGURATIVA EN TERRACOTA (Sala Renacimiento)

  • El conocimiento de las culturas de África subsahariana

El conocimiento de las culturas de África subsahariana es bastante reciente. Tanto es así que los primeros vestigios se encontraron a partir de finales del siglo XIX y comienzos del XX.

Los hallazgos se producen normalmente de forma casual, a raíz de corrimientos de tierras o durante trabajos de roturación de los campos. En menos ocasiones se organizaron excavaciones arqueológicas con criterios científicos. Esta circunstancia, junto con el hecho de que en África predomina la tradición oral, a lo que se une la desaparición, incluso hace siglos, de algunos de estos pueblos, dificulta conocer el contexto social, económico y simbólico en que las piezas fueron creadas.

Como consecuencia, estamos ante unas informaciones que puede que hallazgos futuros venga a desmentir o corroborar ayudándonos a completar, poco a poco, el conocimiento sobre las culturas tradicionales africanas.

Pensador Nok
  • Culturas en la cuenca del río Níger

Es en el valle del río Níger donde se localiza el mayor número de pueblos cuyas creaciones forman parte de la colección de la Fundación Arellano Alonso.

Así, en la actual Nigeria, se asentaba la cultura Nok, cuya escultura figurativa en terracota, datada entre los s.VII a.C al IX d.C., es considerada la más antigua de la zona occidental del continente africano. Su influencia parece reflejarse en otros dos pueblos vecinos y cohetáneos: los Sokoto y los Katsina (s.V a.C-VIII d.C.).

En el mismo espacio geográfico, pero ya entrado el siglo XII (plena Edad Media europea), floreció el refinado «arte de corte» de dos reinos yoruba: Ife y Edo. En ambos destaca la belleza idealizada de las representaciones de la familia real, resaltando su primacía en la escala social. En nuestra colección contamos con una de las pocas representaciones de este tipo en terracota de la cultura edo, algo excepcional puesto que la mayoría fueron realizadas en metal.

En Malí, se desarrollan entre los siglos X y XVII cuatro importantes culturas: la Ségou, la Bankoni, la Tennenkou y, la más relevante e influyente, la Djenné. Destaca ésta por la variedad iconográfica y la expresividad de las figuras representadas.

En Níger también se encuentran interesantes pueblos, como el Dori y, sobre todo el Bura, caracterizado por su ricos rituales funerarios. Ambos se datan entre los siglos III al XVII.

Hablar de Ghana es hablar de las culturas Komaland (s.XIII-XVII) y Ashanti (s.XVI). De los primeros se cuenta con figuritas pertenecientes a ajuares funerarios y, de los segundos, cabezas vinculadas también a estos rituales.  

Más próximos en el tiempo se encuentran los Cham/Longuda, asentados en territorio de la actual Nigeria y cuyo origen se sitúa en los siglos XVIII y XIX. Sus figuras, utilizadas en rituales curativos, llaman la atención por su peculiaridad.

Hay que destacar además la pareja Jukun, excepcional por ser la única pareja de padres ancestrales de la comunidad encontrada hasta el momento. 

No hay que olvidar, junto a las ya mencionadas, otras culturas como los Igbo, los Tiv, o los Mambila.

Muy interesantes son también las dos piezas Ewe (Ghana/Togo) que representana «Mami Wata» y «Papa Densu», dos ejemplos de la iconografía de los dioses vudú.

Valle del río Níger.
Figura femenina Ifé.
Valle del Río Congo.
Jarra Mangbetu.
Oriente.
Figura femenina Paré.
  • Pueblos en la cuenta del río Congo

En torno a este rio se desarrolló un arte vinculado a la corte que se caracteriza por la riqueza ornamental. Muchas de aquellas culturas perviven hoy asentadas en la actual República Democrática del Congo. Tal es el caso del reino Luba (siglo XVI) o de su vecino Chokwe (siglo XVI).

Los Bakongo destacan por sus estelas funerarias n’tadi, realizadas en piedra. Y, junto a ellos, hay que mecionar a los Mangbetu, creadores, en el siglo XIX de unas interesantes jarras que reflejan la estética de las mujeres y hombres de este pueblo, caracterizada por la dolicocefalia y la ornamentación corporal (tatuajes y escarificaciones).

  • África oriental

Aunque el grueso de la colección de arte africano de la Fundación Arellano Alonso procede de la zona occidental del continente, también se integran en ella algunas piezas procedente de la zona oriental del mismo. En este espacio se van a desarrollar culturas con unas manifestaciones artísticas que, a pesar de no haber tenido tanta trascendencia, no dejan de presentar una interesante estética.

Así, en Etiopía se encuentran los Falasha (s.XVII), conocidos como los «judíos negros», cuya producción escultórica se relaciona con sus creencias religiosas.

En Tanzania se asientan los Paré (siglo XIX), creadores de unas interesantes figurillas utilizadas en las ceremonias de iniciación de los jóvenes (tanto niñas como niños). Se caracterizan por la mezcla del barro con tejidos que envuelven el cuerpo trasluciendo las formas del mismo.

  • Conjunto de jinetes

Dentro de la colección de terracotas, destaca un subconjunto compuesto por seis jinetes, que resulta excepcional por su rareza y por su elevado número en relación con los que se pueden contemplar en otras colecciones.

Caballo con jinete (pequeña)

Esto es debido a que la representación de jinetes a caballo no es habitual en el arte africano debido a la difícil supervivencia de estos animales en la zona subsaharian. Las razones son la falta de agua, la malaria provocada por la picadura de la mosca tse-tse.

A ello se suma que su propiedad está reservada a quienes ostentaban un poder económico, político o militar dentro de la comunidad, convirtiéndose en un signo de poder y de riqueza.

Parece que estas esculturas eran modeladas para ser depositadas en los altares funerarios. Llama la atención la semejanza entre los rasgos del animal y su montura (escarificaciones, joyas…), lo cual es reflejo de la simbiosis que se llega a producir entre ambos.


2. EL REINO DE OKU (Sala de San Ambrosio)

Localizado en la actual república de Camerún, concretamente en la región de Grasslands, su capital es Elak. Cuenta con una población aproximada de 120.000 habitantes agrupados en 36 pueblos, al frente a cada uno de los cuales se sitúa un jefe de linaje local.

En esta colección, de más de 100 objetos, el material predominante es la madera, puesto que es lo más accesible, destacando la extraordinaria habilidad los artesanos carpinteros a la hora de trabajarla.

Es la primera vez que este tipo de piezas pueden verse fuera de su país originario.

  • El poder monárquico

Una parte relevante de colección de la Fundación Arellano Alonso son regalías, es decir, objetos cuyo uso está reservado exclusivamente al soberano y que son símbolo de su autoridad.

Reino de Oku. Regalías

Entre ellas destacan las camas de jefatura, utilizadas en las ceremonias de entronización, así como los tronos rituales, fabricados a partir de un único tronco de árbol siempre que es posible. 

No hay que olvidar el pórtico real, cuyas columnas talladas igualmente en madera, se decoran con emblemas de la autoridad del soberano, como la doble campana o el leopardo.

  • Las máscaras

Uno de los elementos más representativos e impactantes dentro de esta colección son las máscaras de las distintas sociedades secretas que siguen teniendo una gran influencia en la sociedad actual de Oku.

Su función es mantener el orden y la paz social, frenando los comportamientos antisociales que amenacen el bienestar general o que atenten contra las costumbres tradicionales. Existen en todos los campos sociales, como el de la justicia, las mujeres, los soldados o los príncipes. 

La máscaras no se limitan al rostro, sino que se refieren a todo el conjunto que portará un hombre mientras baila en las distintas ceremonias rituales. Sobre la cabeza se dispone una pieza tallada que puede representar una figura humana o animal. Para evitar que dañe la cara del danzante, ésta se cubre con una pieza de tela denominada “cubre rostro”. El traje con el que se viste puede ser de tela o de fibras vegetales, decorándose son plumas, conchas, osamentas, semillas, etc. En los pies se colocan las pesadas tobilleras de semillas de cola vaciadas, destinadas a provocar un ensordecedor ruido. El conjunto se completa con un bastón o lanza en función de la figura a la que represente la máscara.

Poseedoras de una poderosa carga mágica (juju) están rodeadas del misterio, permaneciendo ocultas para que no puedan ser vistas mientras no participen en ninguna ceremonia.

  • Dioses y música

En Oku, los dioses no constituyen un panteón cerrado y pueden crearse nuevas divinidades si fuera necesario, por ejemplo si se produce un suceso inexplicable, siempre que los adivinos así lo determinen. Dichos dioses suelen ser personajes históricos relevantes de la vida la comunidad.

En cuanto a la música y los instrumentos musicales, ostentan la categoría de «poderosa medicina», por ser objetos cargados de poder de los que se valen las sociedades secretas para llevar a cabo sus funciones.

Instrumentos musicales y dioses
Introducción. Pórtico del Palacio y desfile

3. MONEDAS  AFRICANAS TRADICIONALES (Salón Rectores)

  • MONEDAS  AFRICANAS TRADICIONALES

A lo largo de la historia, hombres y mujeres han utilizado objetos y no monedas, como las empleadas hoy, para realizar pagos, intercambios, donativos u ofrendas.

El primer peldaño en la evolución de los sistemas monetarios es el trueque, mediante el cual se intercambiaban unas mercancías por otras. Pero a medida que las sociedades primigenias evolucionaron, las transacciones se hicieron más complejas. Como consecuencia algunas mercancías intercambiables se transformaron en unidad monetaria y además en símbolo de la posición social de su poseedor. Estas primeras formas de dinero son denominadas paleo-monedas. En África, estaban vinculadas sobre todo a prácticas ceremoniales y su uso estaba reservado a las clases dirigentes.

Es en el siglo XV cuando los africanos conocen la moneda europea. Pero la atesoraban por el valor del metal y por su belleza y, aunque la admitían para algunos pagos, el dinero tradicional siguió utilizándose hasta las primeras décadas del siglo XX.

Metal. Instrumento musical. Cultura Nkutshu/Jonga. República Democrática del Congo
  • La moneda mercancía

El dinero tradicional africano no metálico fue semejante al utilizado en otras partes del mundo. Productos agrícolas (cacao, tabaco, nuez de cola, semillas), manufacturas (tejidos de algodón, seda o rafia), minerales (sal, ágatas, cuerzo, cuarcita), conchas (caracolas, cauris, olivellas), ganado e incluso esclavos fueron los más habituales.

  • La moneda metálica

La moneda de metal ha sido la más manejada en el África tradicional al ofrecer varias ventajas: una es la de su mayor resistencia y la otra la capacidad para mantener su valor en el tiempo. La mayoría de dichas monedas fueron objetos que perdieron su función utilitaria original para transformarse en un medio de pago y en un símbolo. Su uso comercial los convirtió pues en «moneda» y pasaron a emplearse para la adquisición directa de bienes o el pago de servicios, deudas o tributos. Otra de sus características es la diversidad tanto de los materiales con que se fabricaron (oro, plata, hierro, bronce, cobre…) como se sus formas.

Era fundida por los herreros locales, personajes respetados y temidos a los que se atribuían poderes mágicos por trabajar con un material misterioso como el hierro, al que se unía un elemento inquietante: el fuego.

Metal. Arma. Cultura Lobala. República Democrática del Congo
Metal. Formas naturales. Cultura Mumuye. Nigeria
Metal. Objeto agrícola. Cultura Mbum. Camerún
Metal. Ornamento. Cultura Teke. República Democrática del Congo
Metal. Lingote. Culturas Mabila/Mfunte/Wuli. Camerún/Nigeria

Tipologías:

  • Barras y lingotes: Los más demandados eran los fundidos en hierro, metal presente en amplias zonas del territorio africano, aunque también se fabricaron en bronce y cobre. En ocasiones se trataba de lingotes sencillos, pero otras eran trabajados con minuciosidad, adoptando formas vegetales o animales (sobre todo la serpiente).
  • Utensilios agrícolas: Como la supervivencia de las comunidades agrícolas dependía de los utensilios de labranza se les confirió un carácter simbólico que los transformó también en medio de pago. Entre ellos destacan las azadas, destinadas sobre todo al pago de dotes. Las más espectaculares son las de los Angas/Mumuye (Nigeria), que pueden alcanzar 1 m de altura y hasta 30 kg de peso.
  • Armas: En numerosas culturas antiguas es habitual que las armas, imprescindibles para la caza y la defensa, se convirtieran en símbolo de prestigio social y económico del poseedor. Su carácter simbólico se acentuó tras la introducción de las armas de fuego de mano de los europeos a partir del siglo XVII. Tanto lanzas como puntas de flecha y otras armas se utilizaron para pagos ceremoniales o compraventa de bienes excepcionales.
  • Instrumentos musicales: La música es un concepto de gran valor en África y cada instrumento tiene un carácter ritual y ceremonial, estando dotado incluso de poderes mágicos. No es extraño pues que estos objetos tan valiosos se convirtieran también en medio de pago. Se emplearon sobre todo campanas en diversos variantes (sencillas, dobles, ensartadas en una argolla, etc.).
  • Joyas: En este caso es evidente que el valor de la moneda depende del metal con que ha sido fabricada (cobre, latón, bronce, oro o plata). Estas monedas son las piezas más artísticas, puesto que además de para atesorar riqueza eran utilizadas como adorno personal. Estaban reservadas para las transacciones más relevantes (normalmente de carácter ritual) por lo que su circulación fue menor que la de otras monedas metálicas tradicionales. Podían adoptar la forma de pendientes, collares, pulseras o tobilleras. Las más difundidas y aceptadas durante siglos fueron sin embargo las denominadas manillas, un tipo de brazalete de cobre que se extendió a toda la zona occidental de África.