«Barro y telas en Malí: Más allá de los límites» en Mucho mas que un museo

BARRO Y TELAS EN MALÍ: MÁS ALLÁ DE LOS LÍMITES

 El arte puede encontrar cauces de expresión casi en cualquier elemento. Son tantas las posibilidades que podemos llegar a pensar que el arte resulta infinito: lienzos, paredes, la fotografía, el cine o incluso la misma piel de los artistas. Y África tiene mucho que decir en esto. Ya hemos visto a artistas africanos utilizar incluso bidones de plástico para hacer máscaras como Serge Attukwei Clottey y su “afrogasllonism.” [http://www.wiriko.org/wiriko/afrogallonism-kufuor/] ¿Por qué no? La expresión humana es muy flexible y sino, que se lo digan al grupo Bogolán Kasobone.

“El arte del barro de Malí” es el producto de décadas de trabajo de este grupo. La exposición, que consiste en una serie de telas, conocidas como bogolan fini y unas fotografías relacionadas con este arte, estará disponible en el Salón de Rectores y la Galería de San Ambrosio del Museo de Arte Africano de Valladolid hasta el 10 de Diciembre. ¿Pero qué es esto del Bogolán?.

El Bogolán es un arte de Malí que nació de la tradición y que se basa sobre todo en el uso del barro (bogo) en telas de algodón para representar diferentes motivos y signos. Lo más curioso es que no se consideraba un arte, sino que su función final era utilitarista. Sin embargo Bogolan Kasobone le dio la vuelta, lo recuperó, y lo convirtió en una expresión plástica contemporánea. Este grupo nació en la década de 1970 en el Instituto Nacional de Artes (I.N.A) donde varios jóvenes se unieron para buscar en su propia cultura nuevas técnicas de pintura que pudieran reemplazar a las técnicas occidentales. Esto se debía a que además de descolonizar sus países (Mali por ejemplo se independizó en 1960) era totalmente necesario descolonizar las culturas y las artes. Así investigaron la técnica del Bogolán fini, una serie de telas tanto rituales como ornamentales que eran elaboradas por las mujeres en las orillas del río Níger.

Para aprender bien estas técnicas el grupo vivió durante meses en las aldeas y las mujeres, guardianas de la tradición, se encargaron de transmitir los secretos de las telas en un momento de franca decadencia ya que su uso cada vez estaba menos extendido y corría el riesgo de desaparecer.

Reconvertido en un arte contemporáneo, el grupo ha salvado la tradición y ha sido capaz de convertirlo en un arte que se ha expuesto ya en países como Estados Unidos, Francia o Japón y que cuenta con numerosos seguidores y artistas que han adoptado las mismas técnicas. En la exposición de la Fundación Jiménez-Arellano Alonso de la Universidad de Valladolid, que cuenta con unas veinte muestras de estas telas, podemos acercarnos al mundo del Bogolán, reflexionar y disfrutar de las historias que nos relata el barro. La temática es bastante diversa: desde la explicación del origen del mundo en la cosmogonía Dogon y de su propio pueblo, a varias críticas hacia el hombre como ser destructivo o el capitalismo y la exagerada importancia del dinero que convierte en negocio todo lo que toca, incluída la religión.

Además de las telas podemos ver diferentes fotografías en las que las protagonistas son ellas. Esto se debe a que el Bogolán ha sobrevivido gracias a las mujeres, que se encargaron durante siglos de producir las telas. Pero no sólo han sido las únicas que sabían cómo realizar estos trabajos, sino que sólo ellas sabían descifrar los significados de las pictografías dibujadas. Si no hubiera sido por su capacidad de proteger la tradición, se hubieran perdido para siempre el significado de los dibujos y con ello el pasado de algunos pueblos de Malí. Esta exposición nos ayuda igualmente a comprender que lejos de lo que pensamos, las mujeres tienen y han tenido que jugar un papel muy importante dentro de sus sociedades y que lejos de ser figuras pasivas son los engranajes claves de su cultura.

Sin duda alguna, el éxito de esta exposición radica en su capacidad de haber convertido una tradición material en una expresión artística contemporánea y relanzarla desde las orillas del Níger al resto del mundo para que podamos admirar otras técnicas, otras artes y, en definitiva, otras formas de ver el mundo. Pero no sólo eso, Bogolán Kasobone, a lo largo de cuarenta años ha logrado conectar el pasado con el presente, demostrando que los términos del arte no tienen lugar aquí. ¿Es un arte clásico reconvertido? ¿Es una expresión contemporánea? Lo único que está claro es que las fronteras del arte son más difusas de lo que pensamos y que no todo es tan rígido. Y es aquí, otra vez, donde África tiene aún mucho que decir.